Membrillero

Su fruto es el membrillo, que se encuentra recubierto por una pequeña vellosidad de tonalidad grisácea o rojiza cuando está verde, y que pierde al llegar a su maduración. Los membrillo se deben tomar directamente del árbol, desechando los caídos o los que se encuentren visiblemente magullados. Usos medicinales: En las yemas y en las hojas hay un glucósido que se descompone, dando ácido cianhídrico. En el fruto encontramos una gran cantidad de azúcares: solo ellos suponen un 9% del peso total de la planta. Además podemos localizar ácido tartárico, ácido málico y ácido tánico, que le confieren propiedades astringentes. Las semillas contienen gran cantidad de mucilágo además de amigdalina, que es un glucósido con el que se debe trabajar con precaución, ya que cuando se prepare el mucílago en condiciones, servirá para calmar la tos y tratar afecciones respiratorias y digestivas. Decocción: se añaden diez gramos de semillas a 300 mililitros de agua, dejando hervir la mezcla durante 15 minutos. El líquido así obtenido se emplea como antiinflamatorio a nivel dérmico. Jarabe: se cuecen dos membrillo, con la piel y las semillas, en agua azucarada, durante 20 minutos; después se procede a un filtrado y del líquido obtenido se extrae una cucharada que se añade a medio vaso de agua, empleándose para descongestionar la garganta, mediante la práctica de gargarismos.

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